18 d’abril 2021

"Roscas"/Donuts de manzana

No sé por qué, este fin de semana tenía antojo de hacer cosas con manzanas. Ignorando el hecho de que tengo una hija y un bebé en casa que consumen todo nuestro tiempo y energías, el viernes me fui a la frutería del señor Ramón y le pedí 8 manzanas Golden. El sábado conseguí hacer el primer "invento", unas madalenas de manzana, pero digamos que no estuvieron a la altura de las expectativas. Digamos que han salido demasiado... "light", rollo... sin alma. No estaban mal, pero no era el sabor que yo tenía en la cabeza, así que destruí todas las pruebas y aquí no ha pasado nada. El segundo invento iba a ser algo a medio camino entre la típica tarda de manzana y una tarta Tatín... pero me ha dado pereza... y al final me he decantado por una variación del donut de manzana. Tengo dos referentes, uno sería lo que no quiero hacer, que es el donut de manzana que hacen en una panadería en Punta Umbría. Está bien, pero con la edad nos hemos vuelto más finolis y las últimas veces que lo he probado no me ha satisfecho. Y el otro a lo que me gustaría parecerme, un aperitivo que probamos en una feria navideña en Suiza, algo así como unos trozos de manzana rebozados y fritos. Así que decidí tirar por el camino del medio, y conseguir ese gusto fresco de la manzana casi cruda abrigada por un esponjoso buñuelo, como las Roscas que hacía mi abuela en Navalvillar de Pela, pero con algo más de viento.







Ingredientes (para merendar 2 o 3 personas):

Para el donut

  • 2 manzanas Golden grandecitas
  • 1 huevo
  • 20 g de azúcar
  • 75 g de harina blanca de trigo
  • 15-20 g de mantequilla
  • 4 g de levadura en polvo ("Royal")
  • leche
  • sal

Para el remate

  • canela molida
  • azúcar


Las manzanas:

Lo primero que hay que hacer es pelar las manzanas, luego colocándolas de costado hacer rodajas de algo menos de 1 cm de grosor. Con un cuchillo o similar, a cada rodaja hacer el agujero del centro del donut a la vez que se quita el corazón, pipas, etc.

La masa:

En un bol se bate el huevo y se añade el azúcar. Se mezcla todo muy bien hasta que esté homogéneo.  Después se añade la mantequilla fundida (o rallada con un rallador fino si está fría de la nevera y no quieres ensuciar más cacharros). Lo siguiente sería tamizar la harina mezclada con la levadura, utilizando un colador por ejemplo, y añadirla a la mezcla del bol junto con una pizca de sal. Continuamos batiendo hasta que la harina esté totalmente integrada y quede una pasta uniforme. Luego añadiremos un poco de leche para que la pasta no sea tan compacta, aunque debe seguir siendo lo suficientemente espesa y pegajosa para que se adhiera a la manzana después. Ante la duda, mejor que sea espesa en vez de líquida. Dejamos que repose mientras ponemos a calentar el aceite.

Fritura:

En mi caso he utilizado aceite de girasol ya que no se quema y apenas aporta sabor, pero también se puede usar aceite de oliva. Ahí ya depende del gusto de cada uno. Cuando ya esté caliente, unos 140-150 grados, vamos pasando rodajas de manzana por la masa, que queden bien cubiertas por los dos lados, y las ponemos a freír. Mejor utilizar una sartén con bastante fondo para que la manzana flote y no se pegue al fondo. Se les da la vuelta cuando vayan estando listas y se sacan cuando se doren por los dos lados. Se pone en un papel de cocina para que absorba el exceso de aceite y se deja enfriar.

Remate:

Prepara una mezcla de canela molida y azúcar en proporción 1:4 y espolvoréalos por encima de los buñuelos cuando estén fríos, justo antes de servir. La cantidad ya depende de cada uno.